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Entre instantes

  • hfiacovino6
  • 16 feb 2023
  • 2 Min. de lectura

Muestra Marcela Luna ( Espacio Cómplices . Madrid 2023)


Texto Curatorial - Ezequiel Montero Swinnen


La obra de Marcela Luna parece circunvolar en un único relato complejo – desplegado en

múltiples fragmentos simples -: ante el temor del olvido, ponderar la huella. Darle un lugar

a aquello que ya existió y que hoy sigue vivo de alguna forma, tal vez sea su obsesión más

notable. Creando para eso dispositivos que sean capaces de subrayar frases que se perciban

especiales, evocando un mar de sensaciones, tan sigilosas como profundas – que unas veces

invaden, otras abrazan, que siempre navegan rodeando al espectador, testigo del movimiento,

susurrándole palabras esenciales y extraviadas-.

El registro de la huella es la posibilidad de traer al presente, aquello que de otra forma

probablemente muy pronto se pierda, ya que la duración de ese vestigio es casi siempre

demasiado fugaz para la necesidad nostálgica de retener aquello que amamos.

La persistencia con que la artista insiste en ese mecanismo, devela el valor que tiene para ella

el recuerdo, el retorno, la posibilidad de abrir la puerta de este instante nuevo, para integrarlo

con todos aquellos instantes que le precedieron.Honrando la memoria.

Embalsamar el tiempo y jugar a pausar el devenir de este río llamado vida –que sin

miramientos y a pesar de todo, siempre avanza -,es un gran regalo que la artista ofrece como

un ritual sagrado, para incluir aquello que tal vez hemos pasado por alto, reconociendo que

todo aquello que observamos fuera en realidad pulsa por dentro.


Tres obras son suficientes para lograr esto.

Leve Petricor / Un libro abierto con las palabras “presencia” y “ausencia” reflejadas en un

doble espejo, son el molde contenedor de un parabrisas tobogán de gotas de lluvia.

Pliegues del Ser / Una alfombra de arena que se trans-forma a cada momento en la

intersección con la imagen proyectada de fotografías variadas.

Relatos Azules / Una serie de cianotipias que plasman instantes de diversos viajes, rastros

naturales, pliegues topológicos de una mirada atenta, materializada en azules de diferentes

intensidades.







¿Cómo la imagen puede provocar el peso de una emoción? ¿Cómo puede despertar

sensaciones táctiles con tanta nitidez? Lo virtual de la imagen, se hace real en el cuerpo; así

como la lluvia -que hace de puente entre el cielo y la tierra-, estas obras borran algunos

márgenes y muchas distancias, entrelazando lo visible con lo invisible, los vivos con los

muertos, lo presente con lo ausente.

¿Qué queda cuando se retira el mar? ¿Qué queda cuando el tiempo termina?

La pisada en el camino no es el cuerpo que lo anduvo, aunque sí la infraleve sensación de la

gravedad de algo que expresó vida.

Al relámpago le sucede el trueno y al trueno el diluvio. La sugerencia es: Esta vez pruebe no

Abrir el paraguas, observe el relámpago, escuche el trueno, déjese empapar por estos

Símbolos abriéndose al misterio de la vida, en verdadero contacto con la naturaleza:

la que lo constituye a usted mismo.

 
 
 

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